La Orden de los Hermanos Menores Conventuales fue fundada por San Francisco de Asís con el preciso nombre de Hermanos Menores pero, desde sus inicios, se añadió el apelativo Conventuales por su forma de vida en los conventos. Sus miembros se llaman Hermanos Menores Conventuales.
Desde su fundación nuestra Orden, por voluntad del Padre San Francisco, es una verdadera fraternidad; por eso, sus miembros, constituyendo como hermanos una familia, participan en la vida y actividades de la comunidad cada uno según su condición. Tienen los mismos derechos y deberes, a excepción de los que derivan del orden sagrado, ya que nuestra Orden ha sido incluida por la Iglesia entre los institutos clericales. San Francisco quiso que sus hermanos se llamasen Hermanos Menores para que… por el mismo nombre, aprendan sus discípulos que han venido a la escuela de Cristo humilde para aprender la humildad. Nuestros hermanos se constituyen en fraternidad conventual propiamente dicha, con el fin de fomentar mejor la devoción, la vida ordenada, el oficio divino solemne, la formación de los candidatos, el estudio de la teología y otras obras de apostolado al servicio de la Iglesia de Dios, para así extender el reino de Cristo por todo el mundo, especialmente bajo la guía de la Inmaculada. En la Orden la vida contemplativa está íntimamente asociada a la vida activa; por lo mismo, el apostolado propio del orden sagrado se ejerce mediante el ministerio de los hermanos clérigos y con la colaboración de los demás. A fin de conseguir el mayor bien común para el pueblo de Dios, toda nuestra Orden y cada hermano están inmediatamente sujetos al Sumo Pontífice.
El fundamento de la Orden es la profesión religiosa, con la que los hermanos se dedican a la vida evangélica de perfecta caridad no sólo mediante los medios comunes de santidad sino también con el vínculo de los votos de obediencia, pobreza y castidad públicamente emitidos, por medio de los cuales se consagran a Dios mediante el ministerio de la Iglesia y la observancia de la vida común, de la Regla y de las Constituciones, según el espíritu de la religión seráfica. Con la profesión de los votos solemnes los hermanos se incorporan definitivamente a la Orden.
Características del verdadero espíritu francescano
a) amar a Dios, sumo bien, cuyo designio de amor es la redención del universo en Cristo:
b) conformarse a Cristo Señor, de quien como de fuente y cabeza dimana toda gracia, realizando sus misterios en la propia vida, en unión con la Inmaculada Madre de Dios María y con toda la Iglesia;
c) amar asimismo al prójimo, anunciando y promoviendo la paz y el reino de Cristo y el amor fraterno;
d) y, consecuentemente, servir al Señor viviendo en el mundo en pobreza, humildad, sencillez y alegría de corazón.
Con la profesión de los votos de obediencia, pobreza y castidad, los hermanos:
a) se consagran a Dios de forma particular, directa y totalmente;
b) se ajustan mejor al género de vida que el Señor escogió para sí, y se unen de modo especial a la Iglesia y a su misión salvífica;
c) avivan el fervor de la caridad, avanzan en su vida cual peregrinos y penitentes, renuncian espontáneamente a bienes de por sí de gran valor, manifestando de este modo más plenamente la consagración bautismal.
La Regla o forma de vida de los Hermanos Menores, confirmada por Honorio III e interpretada por otros Sumos Pontífices, es la ley fundamental de toda la Orden, en la que se inspiran y a la que se conforman los hermanos. Procuren los hermanos observar la Regla, las Constituciones y los estatutos, sobre todo por amor a la perfección evangélica según el espíritu de la Orden, como exige la obligación contraída en la profesión religiosa.
La Orden se divide en provincias, a las que se afilian los hermanos. Las provincias constan de conventos o comunidades, en los que se coloca de familia a los hermanos. Se equiparan a las provincias las custodias generales y las provinciales, conforme a la norma de las Constituciones.
Historia
San Francisco de Asís y sus primeros compañeros se presentaron al Papa Inocencio III en 1209 y obtuvieron la aprobación oral de su forma de vida evangélica. Con este permiso (que también permitía a estos “penitentes” de Asís predicar la penitencia), la fraternidad se expandió hasta convertirse en “Religión de los Frailes Menores”, de la que Francisco habla en las últimas redacciones de la Regla. Sólo, tras el Concilio Lateranense IV, el Papa Honorio III aprueba la Regla definitiva con la bula “Solet annuere” (29-XI-1223).
En 1274, a la muerte del Ministro General San Buenaventura, se abre en la Orden una división cada vez mayor entre los “frailes de la comunidad” o “Conventuales”, que anteponían la presencia de la comunidad en las ciudades para predicar el evangelio a los pobres, y la de los “celantes”, “espirituales” u “Observantes”, con ideales de pobreza absoluta e inclinación a la vida eremítica y ascética del franciscanismo.
A inicios del s. XVI, el Papa León X constató la imposibilidad de hacer vivir bajo el mismo gobierno y regla Conventuales y Observantes y, con la bula “Ite vos” (29-V-1517) fundió todos los grupos reformados en la llamada “Orden de los Frailes Menores de la Regular Observancia”, dejando a los Conventuales bajo la guía de un Maestro General. Esta separación fue confirmada por el Papa León XIII que, con la bula “Felicitate quadam” (4-X-1897), reorganizó las órdenes franciscanas dejándolas en tres, cada una con su propio Ministro General: la Orden de los Frailes Menores, la Orden de los Frailes Menores Conventuales la y Orden de los Frailes Menores Capuchinos.
El hábito y otros signos de identidad
En los países donde sufrieron la supresión, los Frailes Menores Conventuales, visten túnica y esclavina con capucho color negro, pero en las tierras de misión se está recuperando el antiguo color de su hábito: el gris ceniciento.
Los Franciscanos Menores Conventuales custodian la Basílica de San Francisco y el Sacro Convento de Asís; su principal centro de estudios teológicos es la Facultad Teológica de San Buenaventura, en Roma. Otros centros propios de la Orden son el Instituto Teológico de San Antonio Doctor, en Padua. La Curia General está en el Convento “Santi XII Apostoli”, Roma.
A 31 de diciembre del 2015 la Orden contaba con 4.225 religiosos (de los cuales 21 obispos, 2.907 sacerdotes y 12 diáconos permanentes), distribuidos en 631 casas repartidas en 33 provincias y 20 custodias, con presencia en 67 países (7 en África, 18 en América, 10 en Asia, 31 en Europa y Australia).
Santos de la Orden
La familia de los Frailes Menores Conventuales se considera, en continuidad histórica y espiritual, la original Orden Menor fundada por San Francisco y, en consecuencia, se siente ligada a todos los santos que la Orden ha dado antes de la división, entre ellos evidentemente al fundador, y en ellos se inspira. Tampoco olvida a los que iniciaron o inspiraron la Segunda y la Tercera Orden: Santa Clara para las Clarisas, y Santa Isabel de Hungría y San Luis rey de Francia para la hoy llamada Orden Franciscana Seglar (O. F. S.).
Entre los santos más significativos de los orígenes den franciscanismo y particularmente ligada a la tradición conventual hay que mencionar a San Antonio de Padua (en su tiempo llamado “Antonio Hispano”), los protomártires de la Orden, Berardo y compañeros, San Buenaventura de Bañorregio, los beatos Egidio de Asís, Tomás de Celano, Lucas Belludi de Padua, Juan Duns Escoto, Andrea Conti de Añani, Odorico de Pordenone, Santiago de Estrepa, Ángel de Monteleone de Orvieto. Tras la división de 1517, no han faltado santos reconocidos y venerados por la Iglesia, junto con otros silenciosos y anónimos. Entre los primeros destaca San José de Cupertino, canonizado en el s. XVIII y, más recientemente, San Maximiliano Kolbe y San Francisco Antonio Fasani, canonizados por Juan Pablo II.
Entre los beatos, están Buenaventura de Potenza, Rafael Chylinski, Antonio Lucci, los mártires de la revolución francesa Juan Francisco Burté, Juan Bautista Triquerie, Nicolás Savouret y Luis Armando Adam, los siete mártires polacos y los cinco de la Guerra civil española.
Tomado de: http://www.sanfrancescopatronoditalia.it
Not.red. En el año 2015 fueron beatificados dos más polacos misioneros mártires de Pariacoto padres Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalokowski.